Declaración sobre el estatus migratorio en el estado de Washington y en los EE. UU.

September 21, 2023

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Declaración sobre el estatus migratorio en el estado de Washington y en los EE. UU.

"Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron. Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Mateo 25, 35-40

Durante muchos años, los católicos de todo este país han estado al frente de iniciativas para acoger a los recién llegados de todas las religiones y nacionalidades. Como cristianos, estamos llamados a ver el rostro de Cristo en aquellos que sufren y que carecen de los medios básicos para vivir, y como comunidad de fe, se nos juzga por cómo tratamos a los más vulnerables entre nosotros. Todos estamos unidos por un llamado universal a servir y a proteger la santidad de la vida humana en todas sus formas. Como nos recuerda el Papa Francisco, “El mundo existe para todos, porque todos los seres humanos nacemos en esta tierra con la misma dignidad. . . como comunidad estamos conminados a garantizar que cada persona viva con dignidad y tenga oportunidades adecuadas a su desarrollo integral” (Fratelli tutti 118).

Existe un consenso nacional de que el sistema migratorio en los Estados Unidos es gravemente deficiente y necesita urgentemente una reforma integral. Sin embargo, el continuo estancamiento de la promulgación de la reforma integral como política nacional ha creado un vacío llenado por iniciativas de corto plazo sujetas a las preferencias de los partidos políticos de turno y a leyes estatales incongruentes. La deportación actual e iniciativas de implementación, así como los planes de reforzar las fronteras físicas, no han sido medios efectivos ni sostenibles de abordar la crisis humanitaria internacional. Esta decepcionante realidad continúa complicando las iniciativas de cumplimiento de la ley, sembrando discordia en nuestras comunidades y dañando a personas vulnerables. Urgimos a los legisladores que se comprometan con una reforma integral y, al mismo tiempo, apreciamos las mejoras progresivas para abordar las necesidades lo más rápido posible.

A lo largo de la historia, la Iglesia Católica se ha expresado enfáticamente sobre el derecho a migrar. Abrazamos los cinco principios delineados en la Carta Pastoral Juntos en el Camino de la Esperanza Ya No Somos Extranjeros, que capta las enseñanzas de la Iglesia sobre migración: 1) Las personas tienen derecho a encontrar oportunidades en su tierra natal; 2) Las personas tienen derecho a emigrar para mantenerse a sí mismas y a sus familias 3) Los Estados soberanos poseen el derecho de controlar sus fronteras, 4) Debe protegerse a quienes buscan refugio y asilo 5) Deben respetarse la dignidad y los derechos humanos de los migrantes indocumentados (33-38). Como declaró el Papa San Juan Pablo II, nuestra fe obliga a la Iglesia a ser “la abogada vigilante que proteja, contra todas las restricciones injustas, el derecho natural de cada persona a moverse libremente dentro de su propia nación y de una nación a otra” y a llamar la atención a los derechos de los emigrantes y de sus familias, y al respeto de su dignidad humana, también en los casos de inmigraciones no legales” (Ecclesia in America, no. 65, 1999). El Papa Francisco también ha declarado que “una migración

segura, ordenada, regular y sostenible está en el interés de todos los países” (Discurso del Santo Padre Francisco a las familias refugiadas gracias al programa corredores humanitarios, marzo de 2023).

Como católicos, creemos que toda persona, independientemente de su estatus legal, es hermana o hermano en Jesucristo. Estamos llamados a practicar la caridad cristiana y a proteger y defender la dignidad de toda persona humana, especialmente de los pobres y más vulnerables, con base en la ley moral natural. “Nos corresponde respetar el derecho de todo ser humano de encontrar un lugar donde pueda no solamente satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, sino también realizarse integralmente como persona. Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes que llegan pueden resumirse en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar” (Fratelli tutti 129). Debemos continuar esforzándonos por una reforma migratoria integral que honre la dignidad de quienes buscan una vida mejor en los Estados Unidos, y al mismo tiempo aborde la necesidad legítima de fronteras seguras.

Durante muchas décadas, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (USCCB) ha estado a la vanguardia del trabajo por una reforma migratoria integral. Los obispos del estado de Washington, unidos a todos los obispos de los Estados Unidos, continúan defendiendo y manteniendo el bienestar de aquellos que están confiados a nuestro cuidado. Seguimos comprometidos a apoyar los esfuerzos que se llevan a cabo dentro de nuestras diócesis y la comunidad en general para promover la dignidad dada por Dios a cada persona, incluyendo aquellos que han llegado recientemente a nuestras comunidades. Además, como Iglesia comprometida con el bien común, siempre cooperamos en la administración de la ayuda humanitaria con funcionarios locales, estatales y federales, frecuentemente en asociación con comunidades religiosas y organizaciones seculares de ideas afines. Los católicos pueden obtener más información sobre las oportunidades actuales de defensa de la inmigración e iniciativas de la USCCB visitando el sitio web Justice for Immigrants/Justicia para los migrantes. Encomendamos todos estos esfuerzos a la oración, confiando estas obras de misericordia a Nuestra Señora de Guadalupe como fuente de unidad en todas las Américas. Que cada uno de nosotros sea bendecido con un corazón humanitario que late con compasión fraternal por los necesitados.

También encomendamos la obra de las parroquias católicas que están acompañando a nuestros hermanos y hermanas migrantes en su camino. Aquí tiene una lista de ejemplos de trabajo realizado en nuestro estado:

  1. Ministerios de Inmigración en las parroquias, incluyendo Welcome Circles/Círculos de bienvenida, que son los grupos de feligreses que apoyan a los refugiados recién llegados de Latinoamérica y aquellos que huyen de la guerra en Ucrania.
  2. Ministerios de asistencia durante el verano para trabajadores migrantes y sus familias, incluyendo Misa semanal en el campo de trabajo, programas de lectura para niños y preparación sacramental para adultos.
  3. Programación especializada para inmigrantes, administrada por los Servicios Comunitarios Católicos y Caridades Católicas, incluyendo servicios de asesoría legal en el oeste y en el este de Washington, International Foster Care/ Cuidado de Crianza Internacional para menores sin acompañantes, el Catholic Farmworker Center/Centro Católico de trabajadores agrícolas, y la administración de fondos de tiempo limitado para asistencia directa a agricultores y sus familias y a ministerios parroquiales que ayudan a los recién llegados de la frontera y de otras partes del mundo.
  4. Católicos individuales que abren sus hogares para hospedar temporariamente a un migrante hasta que éste encuentre su vivienda propia.

Finalmente, hacemos un llamado a los fieles católicos y a todas las personas de buena voluntad a trabajar juntos para buscar soluciones a este problema crítico. Podemos hacer esto no como extraños o adversarios, sino como hermanas y hermanos, considerando que todos, incluyendo los migrantes, tienen igual dignidad y valor ante el Señor.

En el corazón de Cristo,

Rvdmo. Paul D. Etienne
Arzobispo de Seattle

Rvdmo Joseph J. Tyson
Obispo de Yakima

Rvdmo. Thomas A. Daly
Obispo de Spokane

Rvdmo. Eusebio Elizondo, M.Sp.S.
Obispo Auxiliar de Seattle

Rvdmo. Frank Schuster
Obispo Auxiliar de Seattle