Nuestro llamado a servir a las poblaciones vulnerables en nuestras comunidades

January 18, 2024

18 de enero de 2024

Los obispos hablan de nuestro llamado a servir y cuidar a las poblaciones vulnerables en nuestras comunidades. A medida inicia el nuevo periodo legislativo, únase al WSCC para abogar por nuestros hermanos necesitados.

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Nuestro llamado a servir a las poblaciones vulnerables en nuestras comunidades

Como seguidores de Jesús, ¿cómo imitamos su cuidado por los pobres? ¿Cómo invitamos a la sociedad en general a considerar a los más vulnerables entre nosotros?

A lo largo de su ministerio, el amor de Jesús al prójimo fue visible, constante e incondicional. Hoy en día, nuestros esfuerzos para llegar a los necesitados a veces se ven silenciados por los esfuerzos para criminalizar la falta de vivienda, mantener ciertos tipos de vivienda fuera de nuestras comunidades o asumir que cualquier vivienda es suficiente, independientemente de las necesidades físicas, mentales o emocionales de la persona en situación de pobreza y sus compañeros residentes.

Cuando nos enfrentamos a actitudes endurecidas, es necesario recordar que el cuidado de los pobres es uno de los temas recurrentes, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Como tal, el cuidado de los pobres es un enfoque constante de la enseñanza y la acción católicas. Como afirmó el Papa Francisco, " Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad" (Evangelii gaudium, 187). El cuidado de los pobres no es opcional para el cristiano.

La dura realidad es que un número cada vez mayor de personas se encuentran sin hogar. El conteo de Point-in-Time de 2022 sugiere que más de 25.000 personas no tienen hogar o están al borde de la indigencia. Cristo nos llama a servir a los necesitados.

Podemos dar gracias a Dios porque gran parte de nuestro trabajo por los pobres se realiza a través de nuestras tres entidades de Caridades Católicas y la Sociedad de San Vicente de Paúl. Los Servicios Comunitarios Católicos y Servicios Católicos de Vivienda del Oeste de Washington, Caridades Católicas que sirven al Centro de Washington y Caridades Católicas del Este de Washington son los proveedores de servicios sociales privados más grandes de nuestro estado. Atienden a personas que viven en la pobreza, ofreciendo vivienda, alimentos, servicios de salud conductual, servicios legales, cuidado de niños y más. Los miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl ofrecen servicio y apoyo personalizado a los más necesitados. Caridades Católicas y Servicios Comunitarios albergan a individuos y familias y ofrecen viviendas especializadas para personas mayores, veteranos, trabajadores agrícolas y personas con discapacidades. También hay un programa para ayudar a las familias a construir sus propias casas y convertirse en propietarias. Como socio integral en el sistema de servicios para personas sin hogar de Washington, entendemos que la vivienda es el primer paso para sacar a las personas de la pobreza, siempre que sea el tipo correcto de vivienda con los servicios que una persona pueda necesitar para permanecer alojada en el lugar. Para algunas personas, esos servicios pueden ser extensos y requerir un alto grado de asistencia; para otros, las necesidades de servicios pueden incluir el acceso a atención de salud mental y física, tratamiento para el abuso de sustancias, asistencia para el empleo o algo tan simple como ayuda con el alquiler. Otros servicios atienden a la creciente población que envejece en nuestras comunidades.

Es especialmente importante reconocer que algunas personas tendrán necesidades complejas, como una enfermedad mental grave o una condición física debilitante. La colocación inapropiada de personas con casos complicados por temas de salud, que sufren tan profundamente problemas de salud mental y adicción que no son apropiadas para vivir en la vivienda a la que se les remite, conduce a situaciones en las que una persona con una gran necesidad se convierte en un peligro para sí misma, para otros residentes y para el personal. La falta de vivienda es brutal; cualquier colocación de vivienda debe asegurar un lugar seguro y estable para sanar del trauma que conduce a la falta de vivienda y que es inherente a la experiencia de no tener un techo. A medida que nos esforzamos por brindar ayuda a los pobres, se deben abordar las leyes y políticas que obstaculizan la capacidad de los proveedores para servir y garantizar la seguridad de los residentes o que no proporcionan los fondos adecuados para el nivel de atención necesario.

Cada rincón de nuestro estado necesita viviendas de apoyo más asequibles y permanentes, capaces de proporcionar el nivel de atención que satisfaga las necesidades de los residentes. Todas las comunidades, rurales o urbanas, deben aumentar el acceso a proveedores de salud física y mental y a tratamientos para el abuso de sustancias para las personas con pocos o ningún ingreso, a fin de que éstas puedan progresar. También se necesita el desarrollo de la fuerza laboral de personas bien capacitadas para servir a estas poblaciones. La Legislatura del Estado de Washington ha demostrado su compromiso con la búsqueda de soluciones para los muchos desafíos que mantienen a las personas sin hogar, pero hay mucho más trabajo por hacer.

Como pastores de un millón de católicos en todo Washington, instamos a los feligreses a unirse a la Conferencia Católica del Estado de Washington en nuestro llamado a los legisladores estatales para que continúen invirtiendo en una atención adecuada y apropiada para las personas con mayores necesidades que también están experimentando la falta de vivienda. Alentamos a los católicos a abogar por un sistema coordinado más efectivo que analice no solo qué personas tienen la mayor necesidad, sino también qué programa de vivienda es el adecuado para esa persona. También invitamos a los católicos a abogar por leyes estatales que reduzcan las barreras para las personas que necesitan asistencia y, al mismo tiempo, protejan la salud y la seguridad de todos los residentes dentro de las unidades de vivienda de apoyo permanente, como promover la gestión activa de casos y el acceso a tratamientos de salud conductual, intentando al mismo tiempo disminuir la actividad delictiva. Finalmente, pedimos a los católicos que alcen sus voces en apoyo de las medidas que abordan la epidemia de drogas en nuestro estado, que deja la adicción sin tratar y las unidades de vivienda necesarias inhabitables debido a los residuos del uso descontrolado de drogas.

También animamos a los fieles a servir a los vulnerables a través de los ministerios parroquiales y el trabajo voluntario. Apoye a los bancos de alimentos de la parroquia y la comunidad, únase o comience un programa de Apoyo al Embarazo y la Crianza de los Hijos (PREPARES) en su parroquia para ayudar a las familias necesitadas, ayude a servir comidas o proporcionar refugio temporal en su iglesia, y conozca más sobre el trabajo de Caridades Católicas, Servicios Comunitarios Católicos y la Sociedad de San Vicente de Paúl en nuestro estado.

En una nación y un estado de tanta riqueza, ninguna persona debería pasar sus años dorados en un refugio o en una calle de la ciudad, ninguna familia debería preocuparse por dónde pasar la noche, nadie debería perder su techo debido a una crisis económica temporal, y ninguna persona de bajos ingresos debería tener que aceptar un entorno de vivienda peligroso. Nuestros hermanos sin hogar son individuos de igual valor y dignidad que cualquier otro habitante de Washington. Alcemos nuestras voces para recordar a los líderes políticos y a los demás esa verdad esencial y cumplamos nuestro llamado a ser un instrumento de Dios para su liberación.

Como pastores, los obispos concluimos con la última expectativa que Jesús proclama para todos en el juicio final: " Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui extranjero, y me recibieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí” (Mateo 25, 35-36).

En el corazón de Cristo,

Rvdmo. Paul D. Etienne
Arzobispo de Seattle

Rvdmo Joseph J. Tyson
Obispo de Yakima

Rvdmo. Thomas A. Daly
Obispo de Spokane

Rvdmo. Eusebio Elizondo, M.Sp.S.
Obispo Auxiliar de Seattle

Rvdmo. Frank Schuster
Obispo Auxiliar de Seattle